Una menor fue captada por segunda vez, por un hombre que conoció jugando Free Fire.
Este miércoles, se denunció el secuestro de una menor, que fue captada a través del juego Free Fire.
Un hombre de 25 años estableció contacto con la menor, mediante el videojuego, y la llevó desde Apolo hasta su domicilio en Caranavi, luego la trasladó hasta El Alto.
El sujeto convenció a la menor de tener una relación sentimental y amorosa, además le hizo cuidar a su hija, durante cinco meses.
La menor, que estaba reportada como desaparecida, logró comunicarse con un familiar. Se hizo la denuncia y el sujeto fue aprehendido acusado de trata de personas con el fin de matrimonio servil. Tiene detención preventiva en el penal de San Pedro.
En ese sentido, las autoridades recomiendan estar atentos a las actividades de sus hijos, ya que no es la primera vez que se registra este tipo de casos en los que niños y niñas son captados a través de redes sociales y videojuegos como el Free Fire.
Enrique Reinaga, analista de la División de Cibercrimen de la Policía, explicó que Free Fire es un battle royale, un videojuego que, como muchos otros, tiene el voice chat, es decir, que mientras se juega por el celular puede chatear en tiempo real mediante mensajería de voz con la otra persona con la cual está jugando.
“Lastimosamente, no existe el control por parte de los padres porque todos estos juegos tienen un control parental, mediante el cual, los jóvenes y niños que están utilizando este tipo de juegos pueden llegar a contactarse con personas de su misma edad“, afirmó.
Para el analista, la solución no es prohibir a los hijos jugar Free Fire, ya que hay muchos otros juegos y seguirán apareciendo más debido al avance de la tecnologia,
“La gran mayoría de los juegos que tenemos hoy en día también se han vuelto una especie de red social y permiten comunicarse con los demás jugadores, ya sea por mensajes de texto o de voz, o en tiempo real es una especie de llamada en vivo”, agregó.
En ese sentido, apunta a la importancia del control de los padres y la educación que reciben.
“Tenemos varios precedentes, por ejemplo, hay niños que han comprado grandes cantidades de monedas o diamantes, como se llaman en estos videojuegos, sacan el dinero de los papás, han gastado miles de de bolivianos, incluso dólares. No existe, hasta el momento, un control realmente por parte de los padres. El problema no son tanto los los juegos, el problema de fondo es el control de los padres y la educación que estos dan a sus hijos sobre el uso de estos dispositivos“, detalló.
Para Reinaga, los peligros se acrecentaron debido a la cuarentena por coronavirus, cuando todas las unidades educativas tuvieron que recurrir a la virtualidad para pasar clases y todos los estudiantes accedieron a celulares.
Lastimosamente, hoy en día también se ha tergiversado el uso de este tipo de dispositivos y pueden existir gran cantidad de delitos a través de redes sociales y videojuegos, que también buscan la interacción con otras personas. No sabemos con quienes hablan los niños y los jóvenes. Se necesita gran participación de los padres, de las personas mayores que los controlen, que sepan qué están haciendo mediante sus dispositivos celulares, redes sociales e incluso videojuegos”, complementó.
Asimismo, refirió que siempre hay posibilidad de rastrear a la persona que está detrás de un perfil.
“Toda persona que ingresa a una red social o a un videojuego, siempre deja algún tipo de rastros. Para ingresar, piden una identidad, ya sea mediante un correo electrónico u otra red social. Estos pueden servir a la policía para buscar personas y delincuentes. Esta tecnología también es utilizada por los ciberdelincuentes para captar personas, ya sea para trata y tráfico u otro tipo de delitos utilizando la ingeniería social“, describió.
En ese sentido, recomienda nunca confiar en las personas que se contactan por redes sociales, principalmente, si no se las conoce previamente en persona.
“En Free Fire no se ve la fotografía de la persona con la que se está hablando. Hay mucha confianza de parte de los niños y jóvenes, sobre todo, que hablan por hacer amigos y piensan que toda la gente que está ahí son personas buenas, pero no es así”, reiteró.
Fuente/reduno.com.bo
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