Reconocen que el origen de los conflictos es la intromisión de la política partidaria en las universidades y el manejo de recursos provenientes del IDH. Formar a un universitario le cuesta Bs 7.200 anual al Estado.
El sistema universitario de Bolivia está ahora el ojo de la tormenta. La pugna por manejar la dirigencia estudiantil, que derivó en hechos que provocaron la muerte de cuatro estudiantes en Potosí, ha sido el detonante. Y avivó el debate la información de que el máximo dirigente estudiantil en el país, Max Mendoza, de 52 años, lleva más de 15 años registrado como estudiante y cobra un sueldo de 3.000 dólares. Frente a ese escenario, las propuestas van desde un análisis a la autonomía universitaria; una reforma al sistema universitario; otros proponen, retirar de las universidades a estudiantes que llevan más de siete años, o, en su defecto, que éstos puedan costearse sus estudios después del tiempo establecido.
Y es que el problema de las universidades públicas no es reciente, sino que se lo arrastra desde años atrás. Sin ir muy lejos, la Universidad Autónoma Juan Misael Saracho (UAJMS), hace unos siete años atrás, ha tenido también alumnos “eternos” que completaron una década “estudiando” y que eran dirigentes de la Federación Universitaria Local (FUL) cuando tomaron la casa de estudios superiores por meses, perjudicando a miles de estudiantes.
El conflicto universitario también ha radicado en la Universidad Pública de El Alto (UPEA), la Universidad Mayor de San Simón de Cochabamba (UMSA), lo propio acontece en la Universidad Autónoma Gabriel Rene Moreno (UAGRM) de Santa Cruz.
Ocurre en todas las universidades
El rector interino de la UAJMS, Henry Valdez, entrevistado por el diario El País, explica que los conflictos universitarios son en todo el sistema universitario estatal, en todos los departamentos. Sin embargo, refiere que la culpa no solamente es del sector estudiantil, sino que falta la guía y orientación por parte del sector docente.
“Lamentablemente la política partidaria ha entrado a la universidad y eso en parte es el problema. Lo otro está relacionado con el manejo de recursos, que hace 20 años atrás no se daba, pero como ahora hay recursos del IDH (Impuestos Directos a los Hidrocarburos), pues veo esta problemática que debe ser regulada de mejor manera”, señaló
La inversión estatal en los estudiantes
Valdez explica que, según datos que han obtenido del Ministerio de Economía, cada estudiante representa una inversión próxima a los 7.200 bolivianos por año.
“Pero por estas situaciones que se dan, obviamente el presupuesto se extiende más allá del tiempo previsto para que el estudiante pueda graduarse”, refiere.
Cabe mencionar que, a febrero de este año, desde la UAJMS habían advertido que la población estudiantil de esta casa superior de estudios es de 18.417 estudiantes. Lo que multiplicado por la inversión anual que hace el Estado, se tiene que esto representa 132.600 bolivianos.
Consultado sobre cuánto es el promedio de edad en el que suelen graduarse los estudiantes de la UAJMS, Valdez detalló que están entre los 24 a 26 años.
Considerando que la mayoría de los estudiantes del nivel secundario se gradúan a los 18 años de edad, esto refleja que a un estudiante promedio de la UAJMS le toma entre seis a ocho años poder culminar su carrera profesional.
La mirada sobre los estudiantes
Cabe mencionar, que frente a esta problemática de la existencia de estudiantes que llevan años estudiando y no terminan su carrera, el diputado Héctor Arce, del Movimiento al Socialismo (MAS), ha propuesto “retirar” a alumnos que estén más de siete años en las universidades, ya que algunos se dedicarían a la dirigencia por “intereses”. A esto se sumó la diputada Estefanía Morales que plantea analizar la autonomía universitaria en el Senado. Mientras desde Comunidad Ciudadana (CC), plantean la reforma al sistema universitario.
El Rector de la UAJMS, encuentra razón a estas observaciones que se realizan a nivel nacional. Sin embargo, Valdez discrepa con el hecho de retirarlos, pero coincide en que, si el estudiante tarda más de seis años, ya debería pagar alguna especie de “multa” que sirva para cubrir la inversión estatal en su formación.
En este contexto, el dirigente de la Federación Universitaria Local (FUL), Alberto Quispe, reconoce que los estudiantes no pueden terminar sus carreras en siete años, pero argumenta que esto se debe a que la gran mayoría “trabaja y estudia”.
“No podemos hablar de retirarlos, porque le estamos coartando su derecho a la educación. Yo creo que va ser complicado entrar en este debate de querer expulsar a los universitarios que están más de ocho años. Los que tienen el apoyo económico de sus padres pueden hacerlo en cinco o seis años, pero los que trabajan, creo que hay que tener empatía”, señaló.
En este contexto, Quispe reconoce que existen estudiantes que llevan más de 10 años en la universidad. Puso como ejemplo, al estudiante de base Juan Martínez, que hasta ahora no puede terminar su carrera, pero se mantiene activo en los medios de comunicación.
La CUD ve distorsión en la dirigencia estudiantil
El ejecutivo de Confederación Universitaria de Docentes (CUD) y también miembro de la FUD de Tarija, Carlos Salinas, manifestó que existe preocupación por la distorsión que existe en la dirigencia estudiantil en cuanto a su rol de fiscalización, a lo cual advierte que han perdido el horizonte, y están poniendo en tela de juicio la autonomía universitaria. Adelantó que esto será analizado en el congreso nacional en Potosí el 23 de mayo.
“Esto de que el dirigente nacional de los estudiantes universitarios cobre un sueldo del Estado, inclusive mayor al que perciben los rectores, nosotros como CUD no lo vamos a avalar, creemos que es altamente preocupante para la universidad boliviana y el estamento estudiantil”, dijo Salinas, a tiempo de recalcar que no importa a qué edad se estudia, si no que el universitario culmine sus estudios en el periodo establecido.
Fuente/elpais.bo
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