Bolivia recuerda hoy 14 años de vigencia del Estado Plurinacional con los pueblos indígenas arrinconados, varios en riesgo de extinción; con una amplia gama de sus derechos plasmados en la Constitución, pero con pocos en ejercicio; con el partido que lo fundó sumido en una guerra interna sin cuartel; y con su creador, Evo Morales Ayma, en el ocaso de su carrera política. Es tan simbólico el asunto que, a falta de atención interna, Morales tuvo que viajar a Argentina para plantear el horizonte de la plurinacionalidad latinoamericana, aunque en Bolivia su aplicación tenga muchas debilidades.
Quién puede dudar de que Bolivia es diversa, con 36 pueblos indígenas con sus respectivos idiomas, por tanto, no habría mayor debate en señalar que culturalmente Bolivia es un Estado Plurinacional. Sin embargo, lo que ha fracasado es la traducción de esa realidad al ejercicio del poder y al respeto de los derechos. Por otro lado, el pecado original es haber nacido unido a un partido y a un líder, cuando la plurinacionalidad para construir unidad debiera ser un asunto de Estado y no del político de turno.
El gobierno de Evo Morales y ahora el de Arce, aunque en menor medida, han instrumentalizado la idea del Estado Plurinacional y lo han puesto al servicio de sus intereses políticos. Así lo hizo Morales cuando el 20 de enero de 2010 determinó por decreto que el día del Estado Plurinacional fuera el 22 de enero, la fecha en la que él llegó al poder, asociando su liderazgo a ese nacimiento.
Morales también usó la fundación del Estado Plurinacional para prorrogase a un tercer mandato. Hay que recordar que la Constitución sólo permite dos periodos consecutivos, pero para acceder al tercero argumentó que el primero no tenía valor puesto que había ocurrido en la República y que, por tanto, no contaba. Ya luego intentaría prorrogarse de por vida.
Y, juntos, tanto Morales como Arce, utilizan la retórica de la plurinacionalidad, pero todo lo que hicieron fue relegar a los pueblos indígenas, ponerlos a desfilar para la foto, cooptar o perseguir a sus líderes, dividir a sus organizaciones, permitir la invasión de sus territorios por parte de los llamados interculturales y dejar que los mineros contaminen sus aguas con mercurio mientras extraen el oro. Claro, los interculturales y los mineros cooperativistas ejercen el poder junto al MAS, ellos sí, mas no los indígenas.
La Constitución Política del Estado de Bolivia, que entró en vigencia en 2009, contiene una amplia gama de derechos de los pueblos indígenas, como, por ejemplo, la consulta libre e informada antes del desarrollo de proyectos en sus territorios, la autonomía indígena y la justicia indígena.
La consulta fue pisoteada en cuanto Morales quiso construir una carretera que atraviese el Parque Nacional Isiboro Sécure (TIPNIS), las autonomías no se desarrollaron plenamente y el pluralismo jurídico quedó recortado en la Ley de Deslinde. Y, finalmente, el modelo económico extractivista que sostiene al país es prácticamente incompatible con los derechos de los pueblos indígenas.
Por otro lado, analistas como Pedro Portugal consideran que los pueblos indígenas, sobre todo los de tierras altas, buscan su integración nacional antes que su reconocimiento en la diversidad y que, por el contrario, este concepto de la plurinacionalidad fue importado con fines ideológicos.
Si bien el Estado Plurinacional fue aprobado en Bolivia por amplia mayoría cuando la Constitución de 2009 fue sometida a referéndum, no se puede decir que sus bases estén sólidas.
Y mientras el declive es evidente en Bolivia, tanto Evo Morales como Álvaro García Linera, quien fuera su vicepresidente, tratan de irradiar el paradigma a otros países, como Chile, Perú y Argentina, donde levantan olas entre quienes ven en ellos afanes separatistas.
Seguramente hoy escucharemos grandilocuentes discursos de amor a los indígenas de parte de Morales y Arce, aunque el uno hable desde Argentina y el otro desde el Palacio de Gobierno de Bolivia, pero mientras esa retórica no se traduzca en hechos, el Estado Plurinacional seguirá existiendo únicamente en el papel.
El gobierno de Morales y ahora el de Arce, aunque en menor medida, han instrumentalizado la idea del Estado Plurinacional.
Pero mientras esa retórica no se traduzca en hechos, el Estado Plurinacional seguirá existiendo únicamente en papel.
Fuente/Editorial Pagina Siete
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