miércoles, 27 noviembre de 2024

El Tercer Ojo

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Pederastia: ‘Chesco’ y ‘Vicu’, otros 2 jesuitas que abusaban de niñas en Juan XXIII

Ocho testimonios recolectado en los últimos días indican que dos compañeros de Alfonso Pedrajas, en la misma unidad educativa cochabambina, Francesc Peris, apodado ‘Chesco’, y Carlos Villamil, conocido como ‘Vicu’, cometían estos crímenes.

En medio de los numerosos casos de pederastia en el colegio Juan XXIII, conocidos a raíz de una investigación basada en el diario del fallecido jesuita Alfonso ‘Pica’ Pedrajas, una nueva víctima relató que los abusos sexuales también tomaban a niñas como víctimas y señala a otros sacerdotes como autores.

Una nueva publicación del diario español El País revela que dos compañeros de Pedrajas cometían los crímenes. Se trata de Francesc Peris, apodado ‘Chesco’, y Carlos Villamil, conocido como ‘Vicu’; sobre quienes la víctima Juana relata que advertía a sus compañeras que “no se duerman y tengan cuidado con el Chesco”.

“Desde hace unas semanas estoy con el corazón dolido, pero con la fuerza para hablar: Pedrajas no fue el único que abusaba de niños en el colegio, había otros jesuitas que lo hacían con niñas”, dice con fuerza Juana, nombre ficticio, citada por Página Siete.

La víctima relató cómo trataba de quedarse despierta en las noches, pero el cansancio siempre resultaba más fuerte y terminaba cerrando los ojos, y es en ese momento que le tocaba vivir un infierno.

Ese miedo comenzó al poco tiempo de ingresar como estudiante en el colegio Juan XXIII de Cochabamba, allá por el curso de 1983. Tenía 14 años y una noche, cuenta, se despertó tras sentir unas manos entre las piernas.

“Cuando miré debajo de las colchas vi unos ojos claros, brillantes. Eran los ojos del jesuita catalán Francesc Peris. Me moví, no quería que me tocara. Me hizo callar con su dedo: ‘Shhhh’. Esa fue la primera vez”, relató.

Juana contó estos pasajes entre lágrimas y sollozos, debido a que los recuerdos de aquellos días volvieron a su mente desde que el diario El País develó el diario secreto del jesuita Alfonso Pedrajas —fallecido en 2009 y antiguo director del Juan XXIII—, en el que admite que abusó de decenas de niños durante décadas y cómo la orden le encubrió.

Al enterarse de esa noticia, la tristeza volvió al corazón dolido de Juana, porque no era el único jesuita abusador de niños en el colegio, había otros más que lo hacían con niñas.

El testimonio de Juana se suma a las acusaciones de otros siete exalumnos que acusan de pederastia, además de a Alfonso Pedrajas, a otros dos jesuitas y profesores del mismo centro: a Peris, apodado Chesco, y a Carlos Villamil, conocido como Vicu. En ambos casos, aseguran que abusaron sexualmente de niñas durante los años ochenta, según el diario español.

Juana recuerda que conoció a Pedrajas unos años antes de ir al colegio porque éste visitaba a su hermano, por entonces alumno del Juan XXIII. Pero indicó que no tiene muchos recuerdos sobre él, solo las visitas que hacía a su madre y detalló que cuando ingreso al colegio Pedrajas ya estaba en las minas.

Pedrajas dejó el colegio después de que una de sus víctimas le denunciara ante los superiores. Tras su partida, llegó Chesco como responsable de los alumnos de entre 14 y 15 años.

Antes de ser profesor en Bolivia, Chesco había sido docente en el colegio de los jesuitas de Caspe-Sagrado Corazón de Jesús, en Barcelona. Es uno de los acusados de pederastia que aparecen en el primer informe que El País entregó a finales de 2021 al Vaticano y a la Conferencia Episcopal Española. El denunciante contó a este diario que Peris (conocido entre los estudiantes de Barcelona como Cesc Peris) abusó de menores en el centro de Caspe en los años setenta, y que desapareció de allí en 1976. Cuando la Compañía de Jesús en España recibió este caso en 2021, anunció públicamente que lo investigaría. Pero ahora se niega a dar información sobre Chesco y su traslado al país latinoamericano, ni siquiera aclara si está vivo o ya ha fallecido.

Luego de haber sufrido los abusos, Juana advirtió a sus compañeras de que no se durmieran y tuvieran cuidado de Chesco.

“Esperábamos, esperábamos y esperábamos hasta que el cansancio nos hacía dormir. Había noches que volvía a meter su mano [en sus partes íntimas] y en otras iba directamente a otras camas. Se acercaba a otras chicas y se perdía un rato ahí”, relató.

Juana contó a un compañero de un curso superior lo que estaba pasando, pero ambos sintieron temor del jesuita. Entonces el compañero de Juana decidió hacer una caricatura de un hombre metiendo su mano por debajo de la cama de una niña, lo pegó en la vitrina del comedor del colegio, para hacer conocer los abusos que estaban pasando, pero no tuvo éxito. Chesco seguía deambulando entre las camas de las niñas.

Hasta que durante un retiro espiritual de los estudiantes en la casa de Taquiña, un edificio de la orden cerca de Cochabamba, la víctima contó lo que hacía Chesco en las noches a las niñas.

“Lo único que logré es que me abofeteara, me golpeara y me dijera que me callara, que no dijera nada”, indicó. Como Juana, otros cinco antiguos alumnos corroboran que los abusos de este jesuita era un secreto a voces en el Juan XXIII.

Chesco no es el único señalado durante los años ochenta. Manuel López, nombre ficticio de una de las primeras víctimas de Pica que apareció en El País, acusa al jesuita boliviano Carlos Villamil, conocido como Vicu y antiguo director del centro.

Según el relato de López, el jesuita cometía sus abusos en el gallinero del colegio. “Allí había como una habitación chiquita, como en el altillo [del gallinero], para que un encargado vigilase las cosas, para que nadie robase. Tenía su mini dormitorio ahí. Este compañero me llevó hasta ese lugar para mostrarme algo: Vicu, sin cerrar la puerta, estaba allí teniendo relaciones sexuales con una estudiante de 17 años”, describió López.

El sacerdote falleció en enero de 2023. Fue subdirector del colegio Juan XXIII entre 1977 y 1988, después director en dos periodos, entre 1983 y 1984 (cuando Pica, por entonces director, fue trasladado a las minas de Oruro) y entre 1989 y 1991. Posteriormente, siguió viviendo en Cochabamba y fue superior de la comunidad de jesuitas de allí. También es uno de los nombres que más aparece en el diario de Pica. Retratado como un amigo y compañero fiel.

López es una de las dos víctimas que denunció a los jesuitas que sufrió abusos de Pica antes de que el caso se hiciera público. En la denuncian también está incluido Vicu. Según El País, al menos otros cinco exalumnos del colegio afirman que este director abusaba de las estudiantes del colegio.

Pedro Lima, exjesuita y profesor del Juan XXIII durante los noventa, reveló que, en 1997, Vicu, quien era su superior, también cometió abusos. Dijo que se enteró del tema cuando vio a una de sus estudiantes llorando.

“Le pregunté por qué lloraba y me dijo que Vicu había abusado de su pariente”, relató. Lima dice que ese mismo día, después de misa, le contó todo a Vicu, pero que este le cambió de tema. “Las cosas no fueron iguales desde ese día, no me hablaba y evitaba el contacto conmigo. La distancia llegó a tanto, que tuve que pedir el cambio de comunidad”, afirmó.

Fuente/opinion.com.bo

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