El ministro de gobierno afirmó que la policía boliviana está comprometida con la gestión
Si bien la cantidad de operativos bajó, la cifra de cocaína secuestrada subió. No pasó lo mismo con la incautación y destrucción de marihuana, que también disminuyó en un lustro.
El pasado 23 de septiembre, el ministro de Gobierno, Eduardo del Castillo, afirmó que 2022 es la “mejor gestión” de los recientes años en cuanto a la lucha contra el narcotráfico en Bolivia. Pero queda la pregunta: ¿esto es cierto?
Una revisión de los informes de la Fuerza Especial de Lucha contra el Narcotráfico (Felcn) de los anteriores cinco años, en los periodos de enero a septiembre, advirtió que la cantidad de operativos, laboratorios destruidos y personas aprehendidas bajaron hasta la mitad. Los mismos informes establecen que hubo un incremento de la cocaína secuestrada.
Este último dato es el que la autoridad utilizó para afirmar que lleva adelante “la mejor gestión” contra las drogas.
“En el fondo simplemente es en apariencia. Los operativos hechos en la gestión son muy reducidos, pero se incautó, en algunas oportunidades, una significativa cantidad de droga. Pero si se habla de eficacia, es prácticamente nula, porque son accidentales y de coincidencia. No son precisamente una interdicción planificada, sino simplemente han sido por coincidencia”, señaló el coronel retirado y analista en temas de seguridad Jorge Santistevan.
Las cifras de los operativos
“Si comparamos la lucha contra el narcotráfico, del 1 de enero al 22 de septiembre de 2022, hemos superado nuestra propia gestión (2021) en 11% respecto a la incautación de cocaína. Comparando con la gestión de Arturo Murillo en 31%; con la gestión 2019, 22%; con 2018 más de 16%. Evidentemente tenemos algunos tropiezos, pero nuestra Policía está comprometida con su pueblo y la gestión”, indicó Del Castillo.
Los informes de la Felcn muestran que de enero a septiembre de 2022 se secuestraron 16,2 toneladas de cocaína, entre pasta base y clorhidrato. Esta cifra es la mayor desde 2018, cuando se secuestró 14 toneladas de la droga, cifra que en 2021 fue de 14,7 toneladas.
Aunque en distintas oportunidades se indicó que el descenso de las incautaciones fue responsabilidad de la gestión transitoria, los informes muestran que ya en 2019 las incautaciones de cocaína bajaron a 12,7 toneladas. Para 2020 esa cantidad llegó a 11,4 toneladas.
“Los operativos que el Gobierno quiere hacer notar que son un éxito, y que han superado la gran cantidad de años pasados, es sólo apariencia. No se han encontrado peces gordos, no se han abierto causas procesales, no hay aprehendidos que hayan dado una declaración importante”, cuestionó Santiestevan.
De acuerdo con el Ministerio de Gobierno en esta gestión se destruyeron 17 laboratorios de cristalización, 25 laboratorios de reciclaje y 455 fábricas de pasta base de cocaína.
Los aprehendidos vinculados a estos ilícitos son 2.640. Las cifras dadas, comparadas a las del mismo periodo (enero a septiembre) durante los anteriores cinco años, no aumentaron como la droga incautada, al contrario, bajaron. Tal como advirtió Santiestevan.
En 2018 se destruyeron 875 fábricas. Casi el doble de las 455 destruidas en esta gestión. Si se toma el año entero, en 2018 se desbarató 1.097 fábricas. En 2020, entre enero y septiembre, se desbarataron 799, pero si se toma el año entero la cifra asciende a 1.105. Esta es la mayor cantidad de fábricas destruidas en cinco años.
En cuanto a laboratorios de reciclaje, en nueve meses de 2018, se destruyeron 35 y en 2019 fueron 37. Incluso en 2020 se destruyeron 26, uno más que en la gestión 2022.
Los laboratorios de cristalización destruidos hasta septiembre de 2018 fueron 38, mientras que en 2019 fueron 40. Más del doble de los 17 de 2022.
Si se habla de personas aprehendidas, hasta el 30 de septiembre de 2018 fueron 3.054. En 2019 hubo un bajón a 2.911 y en 2020 a 1.885. Aunque al ver el año completo las cifras subieron, no lograron superar a las estadísticas de 2018.
“Si las incautaciones son mayores es porque hoy el narcotráfico está en su apogeo, en auge. En relación a otros años está mucho más abierto al tráfico aéreo y terrestre, o la implementación de fábricas de drogas, que ya son cientos de grandes factorías en el Beni, el Chapare y Santa Cruz. La cantidad incautada es alta, pero también es baja en proporción a la cantidad real que se fabrica”, manidestó el analista.
El informe de la Unodc advirtió, en agosto de 2021, que el monitoreo del país identificó un 15% de incremento en la superficie con cultivos de coca con respecto a 2019. Esto equivale a 29.400 hectáreas adicionales de cultivos de hoja de coca.
El 62% de la superficie cultivada se cuantificó en la región de los Yungas de La Paz, el 36% en el trópico de Cochabamba y el 2% en el norte de La Paz. En comparación con 2019, las tres regiones mostraron un incremento de 12%, 21% y 9%, respectivamente. De lejos el mayor incremento corresponde al trópico, pero cabe aclarar que su superficie cultivada es menor.
Además, el cultivo ilegal de coca se incrementó en seis de las 22 áreas protegidas en Bolivia. El problema de estos cultivos ilegales es que van al narcotráfico.
Los laboratorios, en el eje
Desde enero de 2018 hasta septiembre de la presente gestión se destruyeron un total de 4.561 laboratorios de cristalización, reciclaje o de fabricación en todo el país. De ese total, 3.312 pertenecían al departamento de Cochabamba.
Unos 3.162 de los laboratorios destruidos eran fábricas, 75 de reciclaje y 75 de cristalización.
A Cochabamba le sigue Santa Cruz, con 1.072 laboratorios destruidos: 916 fábricas, 79 cristalizadoras y 77 recicladoras. En La Paz, los laboratorios destruidos en casi cinco años suman 112. Las fábricas alcanzan 108.
Aunque los registros públicos no contemplan la ubicación exacta, el dato sí existe.
Durante la rendición de cuentas del Ministerio de Gobierno se anunció que el Observatorio Boliviano de Seguridad Ciudadana y Lucha Contra las Drogas empezó a georreferenciar todas estas acciones, para generar un mapeo de la lucha contra el narcotráfico en el país. El objetivo era hacer esta información pública, pero no se cuenta con avances al respecto.
Durante la primera quincena de julio de este año, Página Siete solicitó al observatorio que entreguen estos datos, pero hasta la fecha no obtuvo ninguna respuesta.
“Somos la mejor gestión, evidentemente tenemos algunos tropiezos, pero nuestra policía está comprometida con su pueblo y con nuestra gestión”.
Sicarios, cárteles y el auge del narcotráfico
Santiestevan señaló que las cifras presentadas por el Gobierno no son muestra de un combate abierto y frontal al narcotráfico más eficaz que el de años anteriores.
“La muestra de que no estamos mejor es que antes no teníamos carteles y sicarios operando abiertamente en el país. Ahora, no solamente tenemos al Primer Comando de la Capital (PCC), sino que hay el cártel mexicano y colombiano, sin descartar que el cártel de acopio y fabricación sea el boliviano”, señaló el analista.
Desde enero hasta la primera quincena de octubre, al menos 29 personas fueron ejecutadas de forma violenta en el país. De ellas, 23 fueron acribilladas por móviles relacionados al narcotráfico, en el resto se desconoce el motivo pero se repite el modus operandi. De los casos registrados en ese lapso, 16 ocurrieron en Santa Cruz, siete en Cochabamba, cinco en Pando y uno en El Alto.
Según las investigaciones policiales, de los ejecutados, ocho eran miembros o estaban relacionados con el PCC, una de las organizaciones criminales más grandes de Brasil. Además, entre los detenidos por algunos casos, se identificó a dos adolescentes miembros del Comando Vermelho, grupo que se disputa el control de la frontera entre Bolivia y Brasil con el PCC.
A esto hay que sumarle que ya son varios casos en los que la policía se vio vinculada con el narcotráfico. El caso Nallar, el de la reina del microtráfico o el de los narcoaudios, son sólo algunos.
Fuente/paginasiete.bo
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