El asesinato de Alejandro Arcos, días después del homicidio de dos de sus colaboradores, alerta sobre la situación de violencia en un país que acaba de cambiar de autoridades locales y nacionales.
Su cabeza la encontraron el domingo encima de un automóvil y su cuerpo en el asiento del copiloto.
La víctima era Alejandro Arcos, de 43 años, quien hacía 6 días había asumido el cargo de alcalde de Chilpancingo, la segunda ciudad del estado de Guerrero.
Arcos estaba concentrado en atender los daños causados por el huracán John, que dejó graves inundaciones en la zona. Semanas antes dos de sus asesores también fueron asesinados.
Según dijo en una entrevista antes de morir, interpretó esos asesinatos como una “amenaza” para quien quiere luchar contra el crimen organizado.
La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, quien también asumió el cargo el 1 de octubre, dijo el lunes que las autoridades están investigando el crimen y que este martes presentará su plan de seguridad.
Mientras se produce la transición del poder a nivel nacional y local, México vive una nueva sucesión de hechos violentos: a los ocurridos en Guerrero, se suma la muerte la semana pasada de seis migrantes que escapaban de un retén militar en el sur del país y la guerra abierta en la ciudad de Culiacán entre las principales facciones del Cartel de Sinaloa.
Fuente/BBC MUNDO
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