Bolivianos que pasaron, en los últimos dos años, de tener una fuente de trabajo formal a tener que trabajar sin beneficios, relatan su experiencia
En los últimos dos años, miles de bolivianos pasaron a engrosarlas largas filas del empleo informal en el país.
La crisis por la pandemia del Covid-19 y políticas laborales que desincentivan son la causa de la pérdida de empleos formales, coinciden trabajadores y empresarios.
UNITEL conversó con personas que, después de quedarse sin empleo, tuvieron que buscar formas de subsistencia en el sector informal.
Genaro Illanes, antes de pandemia, trabajó en una empresa como administrador, con todos los beneficios sociales. Sin embargo, por la mala situación, le redujeron su sueldo y optó por renunciar para buscar otra fuente de ingresos.
Hoy se ocupa de realizar trámites de todo tipo de forma independiente y, por lo tanto, sin gozar de un seguro médico o de seguir ahorrando para su jubilación.
Según datos del Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario (Cedla), ocho de cada 10 trabajadores bolivianos tienen un trabajo precario y seis de cada 10, uno muy precario. Estas cifras, que corresponden a antes de la crisis por el Covid-19 seguramente se han incrementado, indica esa organización de análisis social.
Las políticas estatales rígidas no permiten a las empresas generar más empleo. “Nos cobran de todo en el negocio formal”, dice Ruth Calizaya, que dirige una industria de alimentos en Cochabamba.
EL COMERCIO INFORMAL, UNA ALTERNATIVA
Andy García hasta hace dos años era dueño de su propia empresa de confecciones. Aunque ya se había debilitado su negocio por el contrabando, la pandemia le dio la estocada final.
“Estoy frustrado, tengo un dolor al ver mi taller vacío, tuve que vender mis máquinas”, dice y lamenta que el negocio familiar, que ya había pasado de una generación a otra, se perdiera.
Hoy Andy se dedica al comercio informal, la alternativa que han elegido muchos trabajadores en su misma situación.
De acuerdo con datos de la Jefatura del Trabajo de Cochabamba, cada día al menos 30 personas reportan en esa oficina que se han quedado sin empleo. Muchas de estas personas buscan la manera de seguir generando recursos y encuentran en el comercio informal la salida rápida.
El presidente de la Federación de Entidades Empresariales Privadas de Cochabamba (FEPC), Luis Laredo, asegura que la venta informal de productos creció de un 40 a un 82%.
El contrabando aprovecha de la informalidad. Muchos desempleados recurren a la compra de mercadería ilegal para reducir su inversión y ganar más.
Marlene trabajaba formalmente en tiendas legales, pero por la mala situación decidió comenzar a vender ropa americana o usada. Dice que puede mantener a sus hijos con lo que gana.
Así como Genaro, Andy y Marlene, que perdieron sus empleos formales y seguros, miles de bolivianos atraviesan situaciones similares, en espera de que su situación mejore.
Fuente/unitel.bo
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