Un enfrentamiento entre pandillas rivales que derivó en un incendio dejó al menos 41 mujeres muertas el martes en una cárcel cerca de Tegucigalpa, informó a la AFP la policía.
Un enfrentamiento entre pandillas rivales que derivó en un incendio dejó al menos 41 mujeres muertas el martes en una cárcel cerca de Tegucigalpa, informó a la AFP la policía.
Según Ordóñez, las víctimas formaban parte de la pandilla Mara Salvatrucha, por lo que sospecha que el ataque fue perpetrado por miembros de una mara rival, la Barrio 18.
“El módulo está completamente destruido, fue quemado en su totalidad”, aseguró.
El enfrentamiento dejó asimismo al menos cinco mujeres heridas que fueron trasladadas al Hospital Escuela, en la capital.
El Centro Femenino de Adaptación Social (CEFAS) alojaba a unas 900 reclusas.
Cientos de familiares llegaron desesperados a los alrededores del penal para averiguar sobre la situación de sus parientes.
Ya en la noche, los parientes comenzaron a llegar a la Morgue Judicial en Tegucigalpa, donde según la portavoz de Medicina Forense, Issa Alvarado, habían sido ingresados los primeros ocho cuerpos a la morgue judicial.
Se va a tratar de dar una respuesta rápida a los familiares”, pero “todavía se están haciendo los levantamientos cadavéricos”, afirmó la portavoz a la AFP.
“A saber cómo se darán esos problemas [de enfrentamientos] porque supuestamente ellos están aparte”, una pandilla de la otra, dijo a la AFP una mujer de 30 años que se identificó como Karla Sauceda, que buscaba a una tía y una prima.
“No sabemos nada, no sabemos si están vivas, si están allá [en CEFAS], si están muertas”, recalcó al agregar que visita con frecuencia a sus parientes presas.
“Emergencia”
La presidenta de Honduras, Xiomara Castro, dijo en Twitter que está “conmocionada” por el “monstruoso asesinato de mujeres (…) planificado por maras a vista y paciencia de las autoridades de Seguridad”.
La mandataria anunció que llamará al ministro de Seguridad, Ramón Sabillón, y a la presidenta de la comisión interventora de las cárceles, Julissa Villanueva, para que rindan cuentas de lo sucedido.
“Tomaré medidas drásticas”, afirmó.
El portavoz del Ministerio Público, Yuri Mora, dijo a la AFP que la mayoría de las víctimas murieron quemadas y otras fueron acribilladas.
La viceministra de Seguridad, Julissa Villanueva, declaró una “emergencia” en la prisión y autorizó “la intervención inmediata con acompañamiento de bomberos, policías y militares”, escribió en Twitter.
Villanueva fue nombrada en su puesto después de que varios enfrentamientos en cuatro cárceles registrados en abril dejaran un muerto y siete heridos.
La viceministra anunció entonces un plan para controlar las 26 prisiones del país, ocupadas por unos 20.000 internos, que incluye un “desarme real a través de registros manuales y electrónicos permanentes” y “el bloqueo total de la señal telefónica” para evitar que los reos sigan delinquiendo desde las cárceles.
Según las autoridades, cabecillas del crimen organizado que están presos continúan ordenando extorsiones, secuestros, asesinatos, lideran operaciones con drogas y cometen otros delitos desde el interior de los presidios.
“Narcoestado”
La corrupción en Honduras es rampante y el crimen organizado ha infiltrado hasta los mayores niveles del gobierno.
El expresidente Juan Orlando Hernández fue extraditado a Estados Unidos acusado de delitos de narcotráfico en abril de 2022, un año después de que su hermano Tony fuera sentenciado a cadena perpetua por tráfico de drogas en Nueva York.
Los fiscales estadounidenses afirman que Hernández convirtió a Honduras en un “narcoestado” que involucra a militares, policías y civiles.
La presidenta izquierdista Castro prometió revertir el “narcoestado” y combatir las sangrientas pandillas.
Desde diciembre pasado suspendió las garantías constitucionales para permitir que la policía realice arrestos sin órdenes judiciales, ante reclamos de la población por las extorsiones.
Las extorsiones son “las principales razones de la migración y el cierre de medianas y pequeñas empresas”, lamentó la mandataria.
Junto a sus vecinos El Salvador y Guatemala, Honduras conforma el denominado “triángulo de la muerte”, plagado de pandillas o maras que controlan el tráfico de drogas y el crimen organizado.
El aumento en la tasa de homicidios en Honduras a 40 por cada 100.000 habitantes el año pasado, cuatro veces más que el promedio mundial, es atribuida al narcotráfico y la violencia pandillera.
Sin esperanzas de un futuro mejor, miles de jóvenes sueñan con emigrar a Estados Unidos.
El incendio de este martes trae a la memoria el del 15 de febrero de 2012, en el que murieron 362 reos de la cárcel de Comayagua, a 50 km al norte de la capital, en la peor tragedia en las cárceles del país centroamericano.
Fuente/france24.com
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