miércoles, 27 noviembre de 2024

El Tercer Ojo

Noticias de Tarija y Bolivia (Seguridad/Policial/Judicial)

Al menos 29 personas fueron acribilladas desde enero, 23 ligadas al narcotráfico

De esa cifra de las muertes violentas, 16 se registraron en Santa Cruz, siete en Cochabamba, cinco en Pando y uno en El Alto. En cinco de los casos se desconocen los móviles pero se repite el modus operandi.

En lo que va del año al menos 29 personas fueron ejecutadas de forma violenta en el país. De ellas, 23 fueron acribilladas por móviles relacionados al narcotráfico, en el resto se desconoce el motivo pero se repite el modus operandi. De los casos registrados, 16 ocurrieron en Santa Cruz, siete en Cochabamba, cinco en Pando y uno en El Alto.

Según las investigaciones policiales, de los ejecutados, ocho eran miembros o estaban relacionados con el Primer Comando de la Capital (PCC), una de las organizaciones criminales más grandes de Brasil. Además, entre los detenidos por algunos casos, se identificó a dos adolescentes miembros del Comando Vermelho, grupo que se disputa el control de la frontera entre Bolivia y Brasil con el PCC.

“De enero a la fecha, ya son más de 20 acribillados y todavía falta un trimestre. Esperamos que sean más, pero cuando ya las autoridades han sido sobrepasadas, o se hacen a las despistadas, el tema ya no tiene control y sigue escalando”, señaló el abogado y coronel retirado del Ejército Jorge Santistevan.

Santa Cruz, San Matías y PCC

De las 28 personas ejecutadas por sicarios, 16 fueron victimadas en el departamento de Santa Cruz. La mitad de los casos ocurrieron en San Matías, población fronteriza con Brasil.

El 19 de enero, dos personas a bordo de una moto acribillaron al ciudadano brasileño Everton Gómez da Silva. La víctima se encontraba en su movilidad, en la avenida Barrientos, de San Matías. Sus victimarios le asestaron 17 tiros.

Apenas tres días después, en plena capital cruceña, el brasileño Marciel Ribeiro de Oliveira recibió 11 disparos desde una moto. Además de la forma en que fueron victimados, ambos extranjeros tenían en común varios antecedentes por narcotráfico. Mientras que el primero estaba relacionado con el PCC, el segundo era miembro.

Aunque el Gobierno negó en varias ocasiones que el PCC opera en el país, en lo que va del año al menos ocho personas ligadas a este grupo criminal fueron ejecutadas dentro el territorio nacional. Siete en Santa Cruz.

El 22 de marzo, en el municipio de Minero, Santa Cruz, Wilson Ledezma fue asesinado con cinco disparos. Los asesinos de nacionalidad brasileña estaban en una motocicleta. Tras la detención de uno de los autores, los casos en el departamento parecían haberse detenido.

Sin embargo, el 21 de junio, dos policías y un voluntario del Gacip fueron acribillados en la localidad de Porongo. Los asesinos, presuntamente, eran los guardaespaldas extranjeros de Misael Nallar, quien se encuentra en la cárcel investigado por estas muertes y por sus vínculos con el narcotráfico.

El 11 de agosto, la violencia retornó a San Matías. El ciudadano brasileño Vinicius Bernardinelli Dacache fue asesinado con 11 disparos al ingreso de su estancia. El mismo final tuvo su compatriota Alexander Mota da Silva, quien fue acribillado el 23 del mismo mes y en el mismo municipio.

Ambos estaban relacionados al PCC, pero la investigación preliminar indica que -en el último caso- la orden de asesinato provino desde Brasil. Se presume un ajuste de cuentas.

En Samaipata, el 8 de septiembre, un grupo de comunarios y bomberos que iban a apagar un incendio forestal fueron emboscados en medio del Parque Nacional Amboró. Un adolescente fue acribillado con siete disparos. El cuerpo no pudo ser rescatado hasta varias horas después. Según el Ministerio de Gobierno, los autores eran traficantes de marihuana.

El 11 de septiembre, en menos de 24 horas San Matías fue escenario de tres asesinatos. El primer hecho ocurrió cerca las 7:00, la víctima, Rosauro Maturana Ramos, fue abatido a disparos frente a una carnicería.

De origen brasileño, cumplió una detención preventiva en el vecino país y está relacionado al PCC.

Pero este fue sólo el inicio de una jornada trágica. A las 19:00, un nuevo hecho causó zozobra. Un grupo de personas irrumpieron en un local de pelea de gallos y dispararon contra tres personas. Dos de las víctimas perdieron la vida: Fabiano de Souza y José David Shriqui Rapp.

Este último es hijo del exalcalde de Trinidad y cónsul de Bolivia en Brasil, entre 2019 y 2020. Aunque hay detenidos, aún no se confirmó o descartó que las ejecuciones tengan que ver con el narcotráfico. Aunque en la población se conjetura que al menos Shriqui fue confundido con alguien más.

Lejos de ver un cese a la violencia, el 28 de septiembre, el brasileño Flavio Verdum Junior de Almeida fue acribillado en la zona del canal Isuto, entre el cuarto y quinto anillo de la capital oriental. Le quitaron la vida con 38 disparos.

Su acompañante sobrevivió y fue identificado como miembro del PCC, que -según las autoridades del vecino país- mueve 60 millones de dólares al mes con cocaína enviada desde Bolivia.

La semana pasada, el brasileño Claudio Enrique Olartechea, también miembro del PCC, fue acribillado en Puerto Suárez. Datos preliminares de la investigación advierte que recibió 12 disparos y que en Brasil enfrentaba 21 procesos penales por asesinato, narcotráfico y portación de armas, entre otros delitos.

“En mi departamento y en la frontera, cada vez hay más asesinatos a sangre fría. Es momento de que las instituciones correspondientes empiecen a pensar en medidas más drásticas. No basta con llevar policías, hay que pensar en un comando conjunto con el Ejército”, manifestó el diputado del MAS Ányelo Céspedes.

Siete casos en Cochabamba

“Lo que está pasando en Santa Cruz y el Chapare, en Cochabamba, es preocupante”, señaló Santiesteban. Manifestó que es como un circuito donde existe una intensa actividad del narcotráfico con la presencia de varios cárteles extranjeros y bolivianos.

El 26 de abril, una mujer de 37 años de edad fue asesinada con cuatro tiros en la cabeza en el interior de su vehículo. Los autores del crimen son dos hombres que la interceptaron en una motocicleta. Esta vez el escenario del crimen fue la localidad de Ivirgarzama del municipio de Shinahota, Cochabamba.

Las investigaciones no descartaron un ajuste de cuentas relacionado al narcotráfico. Sin embargo, se desconocen las conclusiones finales.

Un día después, G.Ch., de nacionalidad chilena, recibió varios disparos cuando subía a su vehículo en la zona norte de la Llajta. La Policía informó que fue atacado por dos sicarios colombianos.

La víctima tiene un amplio antecedente policial en Chile por robos y narcotráfico. Ya en 2021 fue baleado en Iquique, en una pugna entre dos organizaciones criminales. Su hijo fue acribillado en un ajuste de cuentas.

El 3 de junio, en Villa Tunari se registró otro asesinato a causa de armas de fuego. Esta vez la víctima fue un hombre de 46 años. Su esposa, que acudió al lugar al oír los disparos, logró encontrarlo con vida e intentó pedir ayuda médica, pero la víctima falleció a los pocos minutos.

El caso de mayor relevancia en la agenda mediática ocurrió el 30 de junio, en Ivirgarzama, en pleno trópico cochabambino. Tres jóvenes cruceños fueron acribillados y dejados dentro de un automóvil. Las víctimas eran Alfredo Callaú, Heriberto Aguirre y Fabián Antelo.

Después de las declaraciones de uno de los testigos y sospechosos del triple asesinato, se advirtió que el móvil fue una transacción que salió mal y “causó molestia de los autores del hecho”.

La fiscal departamental de Cochabamba, Nuria Gonzales, indicó que los tres jóvenes llegaron directamente desde Santa Cruz al trópico cochabambino para realizar la entrega de un paquete. No se dio a conocer cuál sería el contenido.

Sin embargo, en un allanamiento a una vivienda de la comunidad Ayopaya, donde presuntamente estaba uno de los autores, la Policía encontró varios paquetes con sustancias controladas.

El último caso registrado en Cochabamba data del 24 de septiembre. En Sacaba. La Policía realizó el levantamiento del cadáver de Orlando Quiñones, un ciudadano con varios antecedentes de narcotráfico, tanto en Chile como en Bolivia.

Quiñones fue acribillado dentro de su propio vehículo. La concubina acusó al hijo de uno de sus socios de ser el autor del crimen. Indicó que el motivo fue que Quiñones perdió “la carga”. El caso fue declarado en reserva, no se conocen más datos.

“Son zonas exclusivas, con zonas enclaves del narcotráfico donde no penetra el Estado. Estamos hablando parte del Tipnis, Polígono Siete, también el trópico de Cochabamba y de algunas poblaciones de Santa Cruz. Vemos que ahora no solo hay asesinatos, también hay secuestros que aún son entre ellos. No vaya a ser que luego los objetivos sean políticos, como sucedió en Colombia, Paraguay o Brasil”, advirtió Santiesteban.

Tres casos sin móvil conocido

El 10 de septiembre, en San Matías, Weslin Ferreira, de 19 años, fue hallado muerto, descuartizado y calcinado en una propiedad cercana a la comunidad de Ascensión. María Magdalena Flores, madre de la víctima, reveló que por mucho tiempo ella y sus hijos recibían amenazas de muerte, pero por temor no lo denunciaron.

El 29 de julio, en el mismo municipio, Jorge Franza Parabá fue asesinado con ocho disparos hechos desde una motocicleta. La Policía vinculó el caso a supuestas actividades ilícitas que “son investigadas”. Pero hasta el momento no se logró establecer los motivos certeros.

También sin móviles claros, el 1 de agosto, el empresario José Omar Aguilera fue ejecutado en la zona Ventilla de El Alto. El hecho ocurrió una hora después de avisar que saldría por unos clientes. Su familia lo halló muerto en el interior de su vehículo, a unas cuadras de su negocio.

Fue víctima de tres disparos, dos de ellos en la cabeza. Se descartó un robo, pues los autores se llevaron solo el celular, dejando el auto y otras pertenencias.

En los dos últimos casos, el conocimiento de la ubicación de la víctima, los disparos a quemarropa y el fin de asegurar la muerte hacen sospechar del trabajo de sicarios.

5 casos de Pando y el Comando Vermelho

El circuito del narcotráfico y los crímenes relacionados no sólo se reducen a Santa Cruz y Cochabamba. Al ser parte de la frontera entre Brasil y Bolivia, Pando es también testigo de estos crímenes.

En lo que va del año, Cobija fue escenario de cinco ejecuciones por sicariato. Tres de los casos fueron vinculados al narcotráfico.

Uno de estos corresponde al asesinato de Pablo Marigua, estudiante universitario de medicina. En su caso, su asesinato fue involucrado con el narcotráfico porque fue confundido por su victimario con otra persona vinculada al volteo de droga.

Unos 10 días después, el 21 de julio, Pedro Gómez fue acribillado cuando iba como pasajero en un vehículo con placa brasileña, pese a que debía estar cumpliendo una detención domiciliaria por narcotráfico. El hecho ocurrió cerca de las puertas de la Región Militar, en la plaza del barrio Conavi, en pleno centro de Cobija. La víctima estaba ligada al PCC.

El 2 de agosto, un nuevo hecho consternó a la población. Marvin Pereira, de 19 años de edad, fue acribillado al interior de su vivienda. El médico forense evidenció seis impactos de bala, cinco en el tórax y uno en el cuello. Según la Fiscalía, las investigaciones revelaron que se trataba de un ajuste de cuentas.

Hasta ese momento los casos no tenían relación alguna entre sí, pero con el avance de las investigaciones se logró identificar la presencia del grupo criminal extranjero. El Comando Vermelho.

Durante las investigaciones sobre el asesinato de Pereira, la policía logró identificar a cuatro implicados: Ángel Isaac A. (15 años), el brasileño Bruno, C.A. (17 años), Anderson Junior L.M. (18 años) y Denis M. T. (19 años).

De acuerdo al comandante policial, Víctor Monrroy, los cuatro fueron reclutados por la banda Comando Vermelho.

Según su relato, tras la muerte, el martes 2 de agosto, personal de inteligencia realiza la aprehensión de Ángel Isaac y fue vinculado al asesinato de Pablo Marigua por haber utilizado un revolver calibre 38. El mismo día, en su domicilio, se aprehendió a Denis M. autor del asesinato de José Marvin Pereira.

“El viernes 2 de agosto, a horas 03.00, personal policial se constituye al barrio Eureca y en el interior de un domicilio se encontraba Bruno C. acompañado de Alexander L.”, detalló Monrroy.

Estos últimos también estarían implicados en el asesinato de Pedro Gómez. Bruno C. tiene un mandamiento de apremio en Brasil.

Si bien con la captura de estas cuatro personas se logró cerrar los nexos entre las tres muertes, dos quedaron sueltas.

Fuente/paginasiete.bo

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