El control en el transporte y comercialización de carburantes en frontera es riguroso, como parte de la política de lucha contra el contrabando, por lo que descartamos las denuncias de supuestos desvíos de hasta 40%, aseguró el director de la Agencia Nacional de Hidrocarburos (ANH), Germán Jiménez.
Del 100% de combustible comercializado en Bolivia, el 85% se destina a las ciudades de Santa Cruz, Cochabamba, El Alto y La Paz, mientras el 4% va a las 34 estaciones de servicio de las zonas de frontera y un 11% al resto de departamentos.
“Primer factor para poder decir y desmentir de que nuestros combustibles se estuvieran desviando en un factor de 35 a 40 por ciento. Estamos mostrando cómo se distribuye la comercialización de carburantes en el territorio nacional”, explicó.
Como parte de la política de lucha contra el contrabando, los carros cisterna llevan un GPS, lo que permite un seguimiento en línea del trayecto y destino de los motorizados. Además, los carburantes comercializados en frontera tienen un colorante, justamente, para afianzar los controles y evitar su desvío o detectarlo.
Aquellos vehículos cisterna que salen al exterior para importar gasolina, llevan combustible en función a los requerimientos para cubrir la ruta de ida y vuelta. También hay un control sobre los volúmenes que llegan a destino, es decir, a las estaciones de servicios, incluida la pérdida por evaporación.
Los militares son parte de los controles y lucha contra el contrabando de combustibles, que en Bolivia están subvencionados. Jiménez informó que en los últimos tres años más de un millón de litros de combustible fueron secuestrados cuando eran desviados a lo ilícito, una cantidad ampliamente mayor al secuestro entre 2017 y 2020.
Fuente/abi.bo
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