Obligada por su primo para que no hablase, desarrolló bulimia y anorexia e intentó suicidarse dos veces.
Brisa De Angulo Losada, víctima de abuso sexual en Cochabamba, cuando tenía 15 años, llevó su caso ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos para denunciar a su primo Eduardo (27) la violó hace 20 años “cada día durante 8 meses“, al que lo acusa también de haberle “lavado el cerebro” para que no contara nada, dijo este miércoles después de su primera declaración pública.
Angulo Losada relata que, coaccionada por su primo para que no hablase, desarrolló bulimia y anorexia e intentó suicidarse dos veces. Sus padres, alarmados pero sin sospechar lo que sucedía, la llevaron ante una psicóloga, a la que se atrevió a revelar por primera vez los abusos.
Sus padres le creyeron e hicieron todo lo posible por ayudarla, pero no así el resto de la familia. “Mis tíos, abuelos, primos, me dieron la espalda. Todavía en el día de hoy, cuando daba testimonio en la CIDH, una tía y una prima siguieron diciendo cosas horribles, como que soy una mentirosa”, asegura, dolida.
Entre las peticiones presentadas ante la Corte está cambiar la definición del delito de violación. “Queremos que esté basada en la falta de consentimiento y no en el uso de la fuerza porque deja por fuera situaciones coercitivas donde el uso de la fuerza no está presente, como en las relaciones incestuosas, de abuso de poder o cuando la víctima está bajo el efecto de sustancias”, explica Jiménez. Es el caso de su cliente: “Había intimidación, le decía que si le contaba a su padre, se iba a sentir abochornado y que le iba a hacer lo mismo a sus hermanas”.
Otro de los objetivos es lograr que este tipo de crímenes no prescriban y que haya capacitaciones obligatorias tanto en escuelas como en las distintas instituciones estatales.
La querellante cree que la irrupción del feminismo en el continente y el auge de movimientos como el #MeeToo o el #YoTeCreo han ayudado a visibilizar los casos de violencia sexual contra mujeres y menores de edad y han contribuido a algunos avances sociales y judiciales, pero, a su parecer, queda mucho por hacer. “Personalmente creo que los cambios son muy lentos, es frustrante”, opina. Aún así, espera que su caso sea un paso más en esa dirección.
Fuente/reduno.com.bo
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