martes, 26 noviembre de 2024

El Tercer Ojo

Noticias de Tarija y Bolivia (Seguridad/Policial/Judicial)

El archivo de pruebas sobre los abusos de cura pederasta que la Iglesia enterró en Charagua

Cuando los investigadores eclesiásticos bolivianos entraron a la habitación del jesuita Luis María Roma, encontraron cientos de fotografías de niñas semidesnudas en distintos lugares del cuarto. Se trataba de especie de collages, composiciones deformadas. Los investigadores llegaron a la residencia de Roma en 2019, por encargo de la orden de la cúpula de Bolivia. Tenían el objetivo de reunir pruebas y entrevistar a testigos tras una denuncia reciente de pederastia.

Según una fuente de la orden, Lucho Roma escribió en un diario los nombres de las niñas y lo que hacía con ellas en Charagua, entre 1994 y 2005. Las fotografiaba, filmaba y abusaba.

El diario se trataba de 75 folios sin fechar, que guardaba en tres carpetas diferentes. En las páginas detallaba la excitación  que sentía al tener a las víctimas, la mayoría indígenas guaraníes.

El diario de Roma, que no era conocido hasta hoy, fue bautizado por los inspectores como los Manuscritos de Charagua.

Los inspectores analizaron los escritos de Roma, quien ya se encontraba postrado en una silla de ruedas. Una veintena de clérigos y laicos fueron entrevistados por este asunto, pero no accedieron a las víctimas, en Charagua.

Las pruebas eran numerosas y las pesquisas se alargaron por seis meses. Todos estos datos fueron escritos en un informe que confirma el encubrimiento sistemático de la orden. Antes de las conclusiones, Roma murió en Cochabamba, a los 84 años, el 2019.

Los datos de las investigaciones nunca se hicieron públicos. La Compañía a la que pertenece el papá Francisco no informó a las autoridades, ni indemnizó a las víctimas.

Es decir, que los jesuitas, durante cuatro años silenciaron todo lo que conocían y guardaron los manuscritos. Solo entregaron los documentos de sus pesquisas cuando estalló el escándalo del padre Alfonso Pedrajas, y con él denuncias sobre Lucho Roma.

Finalmente, ante la presión mediática, actuaron, pero la justicia archivó el caso al no hallar víctimas.

Los superiores no entregaron a la justicia el material del pedófilo a la justicia hasta el 2023. Los interrogatorios señalan que la orden tuvo conocimiento y no hizo nada.

Los documentos señalan que los fines de semana, Roma viajaba a los Yungas, a visitar a la comunidad indígena de Trinidad y Pampa, dónde abusó a decenas de niñas.

En 1994, con el provincial Marco Recolons, hoy acusado de encubrir a varios pederastas, Roma fue enviado como misionero a Charagua. En 1996 Roma empezó a redactar su diario, los documentos cubren hasta el 2001.

En los escritos relata que reunía a las niñas, se duchaba con ellas y les hacía instantáneas y que después de días volvía a ver para masturbarse.

Roma daba regalos a las pequeñas, las llevaba de excursión, les encerraba en su habitación para mostrarles películas, y aprovechaba para abusarlas.

Roma pedía dinero prestado, robaba limosnas y desviaba recursos que la Compañía de Jesús destinaba para obras humanitarias para pagar los regalos a las víctimas.

“Qué puedo comentar de la obsesión? Por Dios, a ratos me asusto…me veo como anormal, cómo acosador de niñas, cómo violador en potencia”, dice parte de su manuscrito.

Según El País, la Compañía no ha querido responder por qué no denunció el caso en 2019. Los archivos son terribles, los testigos que lo vieron relatan que se muestra imágenes de niñas desnudas e incluso penetradas.

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